Buscando Pispirispis

Soñando con la vieja Europa, entre emoción segundona, se hace posible el cruce de dos mundos, el suburbial, de frijoles sin arroz, el de amor con posibilidades estrechas, el niño preguntón caferero, con el viejo mundo farlopero, se hablan Botero y Francisco de Goya, esos sitios de conquistas, contrarreformas, napoleones, puertas de Alcalá, M treintas y Felipe segundones, descubridores del indígena mundo, por andar como dice Diana Uribe; buscando pispirispis, y llegaron a la leyenda del dorado para volar mas allá de sus medievales crisis.


El cruce de sentires; el que profesional espera que aguante la quincena, alargando y alongando emociones, para no despistarse en banalidades, y que haya algo que comer en la alacena, cruce con la tierra mágica andaluza, de exuberancia en el que tía es solo la expresión jovial de aquella, de cualquiera. Para mí, tía, es mas que la posibilidad de amar, agradecer y añorar, en la palabra tía se condensan un “cuando voy a ir” un “sarrarrunda” y abrazo caluroso que no frenó la inmigración con su inclemencia, cuando por primera vez pisé el cielo de valencia.



Me convocan a que no suspire, que ha pasado de moda, resulta que no comprenden que mi aliento dichoso traduce; que me espera la recua de la mona. Así empieza el día uno, con la ilusión del poeta, al que la felicidad le sigue llamando a la puerta.


23 de diciembre de 2016 – Cali Valle – Bonilla Aragón

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